Aunque no es un método que se utilice con demasiada frecuencia, quizás debería ser una solución a tener en cuenta el alquiler con opción a compra. Se presenta como una alternativa muy interesante para aquellos que deseen hacerse con una vivienda pero carecen de la suficiente capacidad para comprarla. En cierta medida, el dinero que se paga de alquiler no caería en saco roto y se aprovecharía con el tiempo a la hora de adquirir la propiedad.
En principio puede resultar muy interesante para el inquilino, pero también presenta una serie de ventajas para el propietario.
¿En qué consiste este método?
El funcionamiento del alquiler con derecho a compra resulta muy sencillo. Hay una persona que ocupa la casa y que abona mensualmente las cuotas de arrendamiento, como si de un alquiler normal se tratara. Sin embargo, una vez que transcurre un periodo de tiempo que haya pactado con el dueño tiene la posibilidad de decidir si se hace con ella o no.
Este sistema presenta una serie de particularidades que provocarán que el contrato firmado entre las dos partes resulte un tanto complejo. Este formato de arrendamiento se sellará a través de un contrato doble o mixto, por lo que habrá un subcontrato de alquiler y otro de compraventa. Esto garantizará al inquilino que pueda residir en la propiedad durante el tiempo que hayan acordado, y una vez finalizado el periodo podrá comprarlo y descontar las cuotas del arrendamiento.
Los motivos que llevan al inquilino a decantarse por esta opción
La opción del alquiler con derecho a adquisición se presenta como una fórmula muy interesante para los jóvenes y aquellos que no cuenten con demasiados ahorros. Por lo general, las entidades financieras suelen ser bastante reacias a concederles préstamos y el mercado inmobiliario se encuentra por las nubes. Como tampoco disponen de los suficientes recursos para asumir la entrada del inmueble, esta posibilidad que plantemos acaba sonando bastante bien-
Puede darse el caso de que el inquilino muestre un especial interés por comprar dicha inmueble pasado un tiempo, pero eso dependerá de una serie de factores como puede ser la incertidumbre laboral. Antes de comprar nada le interesará más contemplar esta propuesta.
Esta modalidad sirve también para que los futuros propietarios conozcan un poco más a fondo todo lo que tiene que ver con la zona y la propia vivienda. Es posible que no encajen en el vecindario o que no se encuentren del todo a gusto en el barrio por la falta de servicios. De ser así, una vez que finalizarán el contrato de alquiler se irían de la casa sin ningún tipo de compromiso o necesidad de seguir pagando.
Las ventajas que presenta para el inquilino
Para el arrendatario, la principal ventaja radica en que ganará tiempo y podrá ahorrar mientras se acoge a esta fórmula mixta. Debe tener en cuenta que las cuotas sufragadas se irán restando del precio final de venta si finalmente se compra.
El ahorro acumulado le resultará de gran ayuda a la hora de solicitar una hipoteca. Los bancos valoran que el solicitante ya haya abonado una parte del inmueble y no se verá obligado a pedirle un préstamo tan alto.
La otra gran ventaja a tener en cuenta es que además podrán beneficiarse de las ayudas al alquiler que conceden las distintas administraciones siempre que se cumplan con las condiciones que exigen.
Cuáles son las desventajas
A simple vista todo parecen ventajas, pero también es preciso valorar una serie de inconvenientes. Entre ellos se encuentra la prima por opción a compra que se acuerde en el contrato de compraventa. Aunque no tiene un carácter obligatorio sí que es lo más aconsejable para no llevarse sustos más adelante. Suele establecerse un porcentaje del precio de la venta y realiza las funciones de una fianza. De esa forma el propietario se garantizará que los planes del inquilino pasan por hacerse con el inmueble. De no ejercer dicha opción acabaría perdiendo la prima.
En el momento en que se firma el alquiler se determina también la cantidad a abonar en el caso de que arrendatario decida comprarla finalmente. No habrá posibilidades de subida ni de bajadas. Suele suponer un alivio cuando los precios se incrementen, pero también puede producirse el efecto contrario y no se aproveche de la caída del mercado.
Por qué le interesa esta fórmula a los propietarios
No solo el inquilino sale beneficiado de esta operación. El dueño también obtendrá una serie de ventajas. Principalmente podrá darle salida a la vivienda de manera rápida, sin renunciar a la venta. Todos los meses tiene garantizado un dinero.
De la misma manera que los arrendatarios pueden disfrutar de ayudas, el propietario también cuenta con la opción de disfrutar de ventajas fiscales. Además, no tengan que afrontar impuestos de compraventa hasta que se firme la escritura.
Es la solución perfecta cuando se necesita liquidez. Le permitirá obtener un dinero por adelantado que cobrará todos los meses.
Los problemas a los que se enfrentan los dueños
El principal inconveniente al que se enfrentan los propietarios es que no cobrarán el dinero de la compra de una tacada. Lo recibirán de forma gradual, lo que les impedirá contar con la cifra que posiblemente necesiten.
También debe asumir una cierta situación de incertidumbre, ya que no tiene la certeza de que el inquilino se vaya a hacer con la propiedad. Eso sí, se quedaría con las cantidades abonadas por el alquiler, pero se le escaparía el posible comprador.
Aspectos a tener en cuenta por ambas partes
El arrendatario tiene la posibilidad de permanecer en la vivienda el tiempo que dure el contrato de alquiler, aunque finalmente no vaya a comprarla. Existe la posibilidad de que incluso se amplíe el acuerdo de alquiler si las dos partes están de acuerdo y si no se altera la opción de adquisición.
Siempre que se respeten los plazos, el inquilino cuenta con la exclusividad de compra y no será necesario esperar hasta el final del contrato para ejercer el derecho de compra.