Hoy en Banqueando os hablamos de una nueva forma de financiación que está en auge: el crowdlending. ¿Os quedáis a conocerla?
A veces los tópicos cambian. Como ese de los casinos que dice que la banca siempre gana. Y si no que se lo digan a aquellos casinos de los años 70 en donde Ken Uston y su equipo ganaron cientos de miles de dólares utilizando las técnicas del conteo en el blackjack. La técnica se basaba en la premisa de que las cartas más bajas por repartir favorecen al croupier, mientras que las altas lo hacen al jugador. Así que, cuando contaban que el porcentaje de las altas era mayor que el de las bajas, elevaban la apuesta.
Igual que el equipo de conteo ganó sin ningún tipo de trampa, sino que simplemente se adaptaron a las reglas del juego, en las formas de financiación el tópico también ha cambiado. Están apareciendo nuevas fórmulas que han reinventado las reglas de los préstamos para que el dinero no venga ni acabe en la banca. Son las nuevas vías de conseguir respaldo económico a las que pueden optar proyectos de menor tamaño o que, por sus características, tienen dificultad de conseguir un crédito bancario.
En esta misma web ya hablamos hace unos días del auge de los micropréstamos y créditos online. Hoy hablaremos de la fórmula del crowdlending, que puede sonar similar al crowfunding pero que poco tiene que ver con este método de financiación colectiva.
Crowdfunding vs crowdlending
El crowdfunding nos suena, no es un término nuevo. Este mecanismo colectivo entre financiación y mecenazgo, al que muchos dieron poco tiempo de vida, no ha parado de crecer y de sacar adelante proyectos relacionados con el arte, la cultura y, ahora incluso, hay crowdfunding para la ciencia.
Pero mientras que en esta fórmula los que aportan el capital son llamados mecenas o micromecenas, recibiendo a cambio de su apoyo económico pequeños obsequios, como una muestra del trabajo que han subvencionado o las gracias públicamente, en el crowdlending los que aportan dinero se llaman prestamistas y, a cambio, reciben intereses por el dinero prestado, como si fuera un crédito de una entidad financiera.
El crowdlending
En el crowdlending hay tres partes: los que crean proyectos que buscan financiación, las plataformas por internet que reciben los proyectos y que evalúan su viabilidad, y los individuos que entran a la plataforma y deciden financiar un proyecto.
Las plataformas de crowdlending por internet determinan cómo de arriesgado es un proyecto y el interés que deberán recibir los prestamistas por invertir en él. Estas conclusiones, en cambio, no están sujetas a la normativa del Banco de España, por lo que para fijar el nivel de riesgo de un proyecto, cada plataforma sigue sus propios valores sin ninguna regulación.
Cuando el proyecto es aceptado por la plataforma que lo ha evaluado se deja colgado en internet a la vista de todos. Cualquiera puede ser prestamista de un proyecto que encuentre interesante aceptando el interés fijado o proponiendo otro.
Si con el paso del tiempo los creadores del proyecto consiguen recibir el capital que han pedido, deberán, cada mes, devolver una parte en forma de cuota a la que se le suman los intereses. Las plataformas encargadas de evaluar los proyectos además de analizar sus riesgos, se encargan de pedir el dinero prestado y de reclamar las deudas que no son pagadas.
Por otro lado, las plataformas diversifican el riesgo, dividiendo el dinero de los prestamistas entre diferentes proyectos que demandan financiación para que, la devolución de todo el capital al prestamista no dependa únicamente de un único prestatario.
La técnica del crowdlending, a diferencia del crowdfunding, aún está poco implementada en España, aunque ya hay empresas que son referencia como Comunitae. Sin embargo, en otros países ya llevan tiempo funcionando y se han convertido en una fórmula para que, al mismo tiempo que cierto tipo de empresas menos favorables a conseguir un crédito bancario puedan financiarse, los inversores consigan beneficio de su dinero mientras ayudan a crecer un proyecto de su agrado.
Crowdlending en el exterior
En países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, es donde el crowdlending tiene mayor fama gracias, en parte, a que no solo hay inversores individuales pequeños, sino que, también, se han unido a esta disciplina los inversores profesionales y los fondos de inversión.
En Alemania, la plataforma de crowdlending Smava incluso ha llegado a un acuerdo con Cortal Consors Bank, para que el banco ofrezca este tipo de préstamos a los usuarios de la entidad como un activo financiero más. Así que es posible que, con el tiempo, se rompa otro tópico y con el crowdlending también acabe ganando la banca.