Vender una casa heredada resulta más complicado de lo que pudiera parecer. Para transmitir la vivienda será preciso efectuar previamente un procedimiento jurídico que nos llevará un tiempo bastante largo. Entre otras cosas habrá que recopilar una serie de documentos y abonar unos impuestos. Pero a todo esto se le debe sumar los planes de los posibles herederos. Cuando haya más de uno siempre existe el riesgo de que surjan diferencias y eso pueda dificultar la operación.
En algunos casos, esa negativa a desprenderse de la propiedad inmobiliaria puede obedecer a un componente emocional o simplemente a una disputa entre los herederos por quedarse con ella o buscar otras soluciones como el alquiler. Para que te hagas una idea de todo lo que te puede surgir, a continuación te ofrecemos con detalle una explicación de las principales dificultades que encontramos al vender una casa heredada.
Sin acuerdo entre los herederos
El principal escollo que dificulta la venta de un inmueble heredado es la falta de entendimiento entre los herederos. Puede darse el caso de que uno de ellos no se muestro partidario a desprenderse de la casa o que no tenga voluntad de aceptar la herencia. De esta forma, lo único que conseguiría será entorpecer el trámite.
Esto es algo muy habitual cuando hay varias personas a repartir un legado. Posiblemente resulte más sencillo cuando se trate de dos o tres individuos. Cuando todos los herederos están de acuerdo con la distribución de los bienes es más fácil que se resuelva rápido. En poco más de un mes y medio se podría alcanzar un acuerdo, desvela el bufete Arriaga Asociados. De esta manera se allanaría el camino para proceder a la venta a un tercero.
Pero todo se volvería mucho más complejo en el caso de que alguno de los herederos no aceptara el reparto. En algunos casos, si finalmente deciden recurrir a la vía judicial, puede llegar a alargarse el proceso varios años. Es algo que no conviene a nadie, porque al final se acaba eternizando todo y supone mucho desgaste para todos.
Además, también debería contemplarse la posibilidad de que una vez concluido el trámite de la herencia, uno de los herederos no quisiera desprenderse de la casa. Eso conseguiría alargar el proceso mucho más de lo que deseamos. Para transmitir la propiedad sería preciso interponer una demanda para pedir la división de ese bien común a un juez. El resultado sería que finalmente se acabaría vendiendo en subasta pública y a un precio mucho más bajo de lo que establece el mercado.
Falta de organización o problemas para conseguir los documentos
Otro impedimento importante con el que nos podemos encontrar es la falta de organización a la hora de hacernos con los documentos. Es lo que suele ocurrir sobre todo cuando se trata de una herencia en donde no existiera testamento y haya varios herederos que no sean familiares directos, como puedan ser padres o hijos.
De ser así, la gente implicada tendría la obligación de demostrar el parentesco y hacer en una notaría el acta de declaración de herederos. Y en ocasiones, según el número de personas que participen en dicho reparto, la documentación a presentar puede ser excesiva, alargando demasiado el proceso. Entre otras cosas, por ejemplo, se requerirán los certificados de nacimiento de cada uno de ellos y los libros de familia.
El trámite puede ralentizarse mucho más cuando uno de los que esté llamado a heredar se encuentre fallecido y la parte que le correspondería fuera a parar a sus descendientes, ya sea hijos o sobrinos.
En muchas ocasiones, la falta de organización y entendimiento se llega a convertir en todo un obstáculo. El tiempo que tarde cada uno de los herederos en reunir los documentos precisos puede alargar mucho el periodo para recibir el legado. De esa forma, la operación de venta de la vivienda se encontraría un serio obstáculo, llegando a retrasarse.
Impedimentos para abonar los impuestos
En tercer lugar, la dificultad que nos podríamos encontrar para poner a la venta una vivienda heredada sería los problemas para abonar los impuestos de la herencia. Es decir, el impuesto de sucesiones y la plusvalía municipal. Con bastante frecuencia las entidades bancarias suelen poner impedimentos para usar fondos de las cuentas del fallecido para pagar los impuestos. Sin embargo, este trámite puede hacerse sin ningún tipo de problema porque es legal. Esto podría realizarse así siempre que el finado nos haya dejado dinero en metálico.
Pero no descartes que los bancos te pongan trabas. Los expertos recomiendan que nunca se arroje la toalla con demasiada facilidad. En realidad no existe ningún impedimento legal para que lo eviten. Es importante que estemos detrás de ello y que se insista. Cuanto más presionamos, mejor. Si es preciso, no dudes en solicitar hablar con el director de la oficina o con alguien con el suficiente mando para que te ayude a agilizar el proceso.
Es posible que te preguntes, además, que ocurrirá en el supuesto de que no dispongamos del suficiente dinero para liquidar los tributos y el familiar muerto no nos haya dejado efectivo. De llegar a esa situación, la única opción que podríamos contemplar sería solicitar un préstamo a un familiar o a amigo, o pedir al banco un crédito con garantía hipotecaria o un préstamo personal. El inmueble que se va a heredar puede servirnos de aval. No obstante, la entidad financiera necesitará analizar previamente nuestra situación económica para facilitar el préstamo.
Como acabamos de comprobar, desprenderse de esa vivienda que acabamos de recibir en herencia no resultará tan rápido como pudieras pensar en un primer instante. Principalmente si hay varias personas implicadas en la distribución de los bienes. Habría que poner de acuerdo a todo el mundo. Como es lógico, cuando mayor sea el número de individuos, más inconvenientes habrá para ponerlos de acuerdo. También hay que tener en cuenta la cuestión de los impuestos y los planes que tenga cada uno de los herederos en cuanto a preferencias. Alguno querrá deshacerse de la propiedad, pero otros preferirán mantenerla.
