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Hasta que edad se puede pedir una hipoteca

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En España sigue prevaleciendo la compra sobre el alquiler, en lo que se refiere a la vivienda. Y es que el hecho de adquirir una casa está considerado como un éxito, y más en los tiempos que corren. La mayoría de personas que deciden hacerse en propiedad con un inmueble se encuentran en la franja de edad de entre 35 y 44 años. A partir de esa edad, disminuye de manera considerable el volumen de compradores. ¿Pero hay un límite de edad para solicitar una hipoteca? ¿Se puede con 50 o 60 años contratar una?

Es complicado definir cuál es el mejor momento para hacerse con una vivienda. La respuesta es muy variable y dependerá básicamente de una serie de aspectos como pueden ser la situación del mercado inmobiliario y la capacidad financiera que tenga el comprador. Para las entidades financieras, el perfil de cliente perfecto para sus productos hipotecarios sería el de una persona de edad intermedia, que no sea ni muy joven ni demasiado mayor. Los primeros porque carecen de ahorros y de una situación laboral estable que les permita afrontar las distintas cuotas, mientras que en el caso de la gente de más edad, el inconveniente suele ser el escaso margen de tiempo que disponen para la devolución de las letras.

Suele haber la creencia de que es mejor adquirir cuando el precio de la vivienda empieza a escalar, sobre todo por el temor a que se encarezca mucho más. En los últimos años hemos comprobado como el incremento del coste de las casas no va en paralelo a la subida de los sueldos, lo que está frenando en cierta medida la emancipación y la posibilidad de adquisición por parte de los jóvenes, que acusan en exceso los salarios bajos y la inestabilidad del mercado laboral. De ahí que se aprecie un incremento en la edad de los compradores primerizos.

¿Pueden concederme una hipoteca con 60 años?

En un principio la edad no suele ser un factor determinante para que las entidades financieras concedan o denieguen una hipoteca. Por motivos de edad no se le puede negar un préstamo a nadie, pero sí que los bancos suelen fijar una edad tope en los 75 años para este tipo de hipotecas.

Esto implica, por ejemplo, que si tienes previsto hacerte en propiedad con un inmueble con más de 50 años, el plazo máximo por el que te darán el préstamo hipotecario se reducirá a los 25 años, mientras que en el caso de lo solicites con 60 años, este plazo disminuirá a los 15 como máximo.

Como es de suponer, esta acortación de los plazos en los pagos afectará de manera importante en la cantidad a pagar cada mes en la cuota de la hipoteca.

En el caso de las personas con edad más avanzada, desde los bancos se les requiere una serie de garantías. Entre otras cosas pueden valorar los ingresos mensuales que tengan, además del aval de una persona más joven. Por ejemplo, si cuentas con una casa puedes venderla o alquilarla para asumir la hipoteca, pero si tienes ahorros en bolso o en fondos de inversión puedes rebajar también la cuantía del préstamo.

Hay que decir que el hecho de tener una cierta edad implique por ejemplo el cobro de una pensión, lo que supone un ingreso fijo todos los meses, algo que no todas las personas trabajadores pueden garantizarlo. Una fuente de ingresos estable supone un valor muy reconocido por parte de las entidades financieras. También hay que valorar que en muchas ocasiones para conseguir una hipoteca un requisito que suelen poner encima de la mesa suelen ser un mínimo de ingresos mensuales y la domiciliación de ciertos recibos. Pero también se suele valorar el hecho de contar con un historial crediticio impecable, así como la aportación de unas garantías extras.

En cualquier caso, la concesión de una hipoteca con una cierta edad no nos eximirá del pago, ya sea a nosotros o a la persona que hemos elegido como avalista. De ahí que desde el Banco de España hayan lanzado una serie de consejos a la hora de firmar una hipoteca, sobre todo en lo que se refiere a capacidad de endeudamiento y plazos.

Lo aconsejable sería una hipoteca como máximo de 30 años, de forma que para poder devolverlo antes de los 75, como mucho se podría contratar a los 45 años. También hay que adaptar el valor de la vivienda y de la hipoteca a nuestras condiciones económicas. En principio no habría que destinar más del 35% de lo que ingresamos mensualmente al pago de este préstamo, y antes de asumir la adquisición sería conveniente tener ahorrado al menos el 30% del valor del inmueble para asumir así la entrada y los gastos de la operación.

Menos plazo, menos intereses

Como ya hemos detallado anteriormente, las personas de más edad, disponen de menos años para devolver el importe de la hipoteca. Eso supondrá entre otras cosas que se tengan que hacer frente todos los meses a unas cuotas más altas. En España, la cuota media se encuentra entre los 500 y 600 euros, con una hipoteca media de 125.000 euros y una duración que se alarga hasta los 25 años.

Si la cifra solicitada ronda estos 125.000 euros, pero pretendemos disminuir los años de devolución del préstamo, las cuotas a afrontar serán superiores, lo que en principio sería visto como una desventaja, pero si lo miramos desde otro punto de vista, también tiene su punto positivo. Y es cuanto menor sea el plazo de devolución de la hipoteca, menores intereses habrá que asumir.

Como acabamos de comprobar, en un principio la edad no debe ser un inconveniente a la hora de pedir una hipoteca. Pero sí que puede resultarnos de gran intereses saber que existe la posibilidad de anticipar cuotas. En algunas es posible que cobren una comisión por hacerlo, pero antes de reunirte con el banco consulta esta posibilidad. Y es que cuando ahorres una cierta cantidad de dinero o recibas un dinero procedente de una herencia o de otra fuente, posiblemente puedas usarlo para anticipar cuotas y ahorrarte en intereses.

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