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Cómo fijar el precio en la venta de una vivienda

precio de venta vivienda

La venta de una vivienda siempre estará condicionada a su precio. De ahí que resulta esencial establecer una cifra acorde a una serie de parámetros como pueden ser la ubicación, estado de la misma y servicios comunitarios. Fijar una cantidad demasiado elevada, que suele ser lo más frecuente por parte del vendedor, implicará que pierda atractivo y permanezca demasiado tiempo en el mercado, perdiendo incluso interés para los potenciales clientes. A ello se le añade además, los constantes gastos que implica mantener una casa.

En el lado opuesto se encuentra la posibilidad de establecer una cuantía demasiado baja que nos haga incluso perder dinero. Esto es lo que suele ocurrir por lo general cuando hay una excesiva prisa por desprenderse de una casa.

Por eso se suele decir que hay un punto intermedio, en donde comprador y cliente consigan llegar a un acuerdo que complazca a las dos partes.

Una buena opción para conocer de forma certera el precio de salida de una vivienda pasa por pedir asesoramiento a un profesional. Un tasador oficial o un agente inmobiliario, con experiencia en este tipo de operaciones pueden ayudarnos en este proceso. En cualquier caso, la última palabra siempre la tendremos nosotros.

Sondear el mercado y comparar con otras casas de la zona

En primer lugar hay que conocer cómo se encuentra el mercado inmobiliario en la zona de venta. Esto implica investigar en qué cifras se han manejado otras transacciones similiares. Comprobar además si la oferta en portales inmobiliarios y agencias es demasiado elevada. Está claro que cuanta más competencia exista, más nos costará vender y establecer un precio demasiado elevado.

De ahí que resulte interesante comparar con otros inmuebles de características similares y no solo en cuanto a superficie, también en cuanto a antigüedad y en estado. Otros aspectos a tener en cuenta son las posibles reformas hechas en el hogar en los últimos tiempos, la disponibilidad de trastero y garaje, el estado de los espacios comunes, como pueden ser portales, rellanos, fachadas, tejados o jardines, y los gastos de comunidad. Como es de suponer, un inmueble que cuente con una fachada renovada y con un portal reformado en los últimos años permitirá aumentar la cuantía de venta.

Como acabamos de comprobar no solo únicamente de las cuatro paredes de nuestra casa depende el valor, también de todo lo que nos rodea. Esto implica unas zonas comunes que deben permanecer en un adecuado estado de conservación que resulten atractivas.

Antes de vender el piso hay que aclarar al posible comprador las posibles deficiencias, arreglos a afrontar o derramas de la comunidad. Todo ello también afectará al precio final. Aunque resulte perjudicial para nuestros intereses, hay que mostrarse honesto ante los interesados.

La ubicación es otro aspecto a tener en cuenta. Un barrio con zonas verdes, con la presencia de servicios básicos como pueden ser centros escolares, de salud, supermercados o transporte público, también contribuirán para conseguir un mejor precio.

Resulta complicado comparar dos viviendas, pero siempre resulta una buena opción tomar como referencia otras casas para ajustar al máximo el precio y evitar posibles pérdidas de tiempo.

La tendencia, como añadíamos anteriormente, nos lleva a ponerle al inmueble un valor superior a lo que el mercado estaría dispuesto a abonar, lo que conllevaría un proceso de regateo, en donde suele quedar en evidencia los valores inflados que suelen ponerse en las ventas.

Para hacerte una idea del valor puedes hacer un rastreo por distintos portales inmobiliarios o consultar con algún vecino que haya vendido su propiedad recientemente.

Estado de la vivienda

Como es de suponer, una casa que haya sido reformada recientemente y que cuente con un mobiliario en buen estado. Además de captar a un mayor número de interesados, también nos permitirá marcar un precio de salida más alto. También tendrán en escena otros factores que pueden considerarse como extras, como son por ejemplo la calefacción, el aire acondicionado, las porterías, suelos o ventanas.

Obviamente, además de tener en buen estado la casa, debe ajustarse a unos gustos generalizados de la población. Básicamente, que la vivienda no cuente con unos diseños demasiado estridentes que causen rechazo entre los posibles compradores.

Durante la visita de los interesados intenta que la decoración de la vivienda no sea excesivamente cargante y mantenla limpia para causar una grata impresión. Son pequeños detalles que pueden marcar la diferencia aunque por lo general no reparemos en ello.

Si decides dejarlo en manos de una inmobiliaria, ten en cuenta las comisiones

Para vender un inmueble, suele recurrirse en muchas ocasiones a una agencia inmobiliaria. Además de servirnos de referencia para fijar la cuantía, también pueden encargarse de todas las gestiones. Ellas pueden encargarse de enseñar la vivienda, poner los anuncios, carteles, realizar fotos, negociar las condiciones, tramitar los documentos obligatorios o redactar los contratos.

Por todo ello suelen cobrar al vendedor una cantidad que oscila entre el 3 y el 7%. De ahí que resulte interesante contar con esta comisión a la hora de establecer un precio de venta.

Algunas agencias exigirán una exclusividad a la hora de comercializar la vivienda, pero otras te permitirán que trabajes con varias inmobiliarias. Tampoco hay que pasar por alto las facilidades que permiten ciertas plataformas de compra-venta en internet, donde el trato puede ser más directo sin necesidad de intermediarios.

La situación económica del vendedor

Por último hay algo que presenta mucha importancia a la hora de vender una casa, que es la situación económica del propietario de la vivienda. En el caso de que nuestra economía ande boyante existe la posibilidad de marcar un precio de salida más alto de lo habitual, ya que no hay prisa por darle salida a la propiedad.

Otra cosa bien distinta es cuando nos corre cierta urgencia por venderlo, ya sea porque tenemos en mente adquirir otra vivienda o por la falta de liquidez para asumir la hipoteca. En el caso de esta última opción, al menos hay que intentar cubrir el préstamo.

También hay que reparar en todos los costes y gestiones que implicará esa venta, entre registro, notaría e inmobiliarias.

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