Cuando hablamos de subrogación cuando ya estamos hipotecados, una subrogación es, para entendernos, que una entidad coge a otra nuestra hipoteca sólo (sólo) cambiando el tipo de interés y/o el plazo. Pero no puede ampliar capital. Si os dicen que os amplían el capital, o son magos, o realmente van a venderos un cambio de hipoteca.
Cambio de hipoteca: esta permite todas las posibilidades que queramos: cambio de interés, plazo, comisiones, capital… Básicamente, porque consiste en que el nuevo banco nos abre una hipoteca nueva. Y con ese dinero cancelamos la anterior. Esto tiene las ventajas de poder hacer lo que queramos, pero también conlleva más gastos de gestión: los papeleos de tramitar la cancelación de la hipoteca anterior y abrir la nueva (más impuestos, por ejemplo).
Para que os hagáis una idea, los trámites de una subrogación pueden andar entre 600€ y 1.000€. Los de un cambio de hipoteca, cuestan aproximadamente el triple (entre 2.000€ y 3.000€). Todo, claro, dependiendo de las condiciones concretas de cada hipoteca: comisión por cancelación o por subrogación, el importe que falte por pagar, el que se vaya a firmar con la nueva…
Pero la diferencia fundamental es esta: una subrogación cuesta mucho menos (por eso algunas entidades se hacen cargo de los gastos) pero no permite ampliación de capital.